Ruptura

 

Me gustaría que la tierra

perdiera la gravedad

y nos soltara,

el acto del vuelo

anula los demás actos,

las palabras, los objetos.

En ese estado de ruiseñores

y de canto que suplanta la lengua,

notaríamos que lo único

que avanza sin repetición

es el arte.

 

 

 

Toco el aire y se curvan las hojas

 

Ya no respondo a mi nombre

no sé cuál de los corazones que tengo

es el real,

el solitario guarda los recuerdos

y el histriónico quiere sacarlos al mundo.

Gasto los ahorros en conseguir

los juguetes de la infancia.

 

 

Canibal

 

Mi piel es la frontera

que contiene

los movimientos inciertos

del cerebro y sus vísceras.

El farol se oxida bajo la lluvia

y yo deformo un rostro del pasado

al punto de convertirlo

en otra persona,

en un lugar o un símbolo.

Los recuerdos son hijos

más que espejos.

Voy a empezar a comerme

hasta mostrar el cráneo

de la nostalgia.

 

 

En esta época de ruinas 

 

Los pilares del presente caen

y una segunda infancia despierta,

abandono los lugares sin hacerlo:

libero a los fantasmas de mi memoria

en las calles.

Dan electricidad al tranvía,

ponen cospeles a los teléfonos.

El país del pasado vuelve

y recorro su niebla.

 

 

Teoría de las deidades

 

No hay prueba de la existencia

si no se deja una marca.

Todo dios fue suicida

en su estado mortal,

el cuerpo anhela

destruirse y reconstituirse

en una trascendencia,

un rostro amuleto

en una gota de ámbar,

unas palabras

que supervivan a la carne.

Tengo 5 religiones: Trakl,

Mishima, Sexton, Tsvietáieva,

Flora Alejandra Pizarnik.

 

 

Estudio sobre el nihilismo y la histeria

 

Mi vida es un ancla

que cae en la profundidad.

Amargo el sabor del mundo,

hay más basura que obras de arte

pero lo contrasto con el recuerdo

de tu abrazo detrás de las cortinas

y nuestras ropas incendiadas,

en el fuego del leño, desnudos,

con máscaras puestas,

las palabras no pertenecían a nadie

y fuimos universo.

 

 

Rompo la taza de café y me cae la ficha

 

La familia se desdibuja,

la juventud parte,

el silencio llena los espacios

y detengo mi mente

como el cordero místico

de la pintura de Jan van Eyck,

está en el pasado y en el futuro

al mismo tiempo

y su sangre se vierte

en una copa que nunca se llena,

desprende rayos,

pero no de una aureola

sino de sus recuerdos,

que iluminan la frente

de los ángeles y los mortales

por igual.

 

 

La unión

 

Las hojas se traslucen con el sol,

muestran su interior,

sus venas iguales a las humanas.

Creo que cuando observo

un fruto mecerse,

mi corazón también se mece.

Escindidos, como volcados

en diferentes moldes,

se nos prohíbe formar el rostro único.

Tengo un avión de madera

con motor a goma,

lo hice hace unos años,

puede planear un minuto,

solo hay que girar la hélice

y soltarlo para que vuele.

Lo guardo en una caja de fósforos

como si fuera un pájaro.

Tiene mi nombre

y me une al cielo.

 

 

Despierto

 

El sueño perdura

después de levantarme,

la consciencia es como un pez globo

que demora en llegar a la superficie.

En esos momentos,

cuando la realidad no domina las cosas,

miro el mundo desde la escalera

que separa una dimensión de otra.

Siempre quise traer algo de allá,

soles que hice con chispas,

semillas de una flor de hielo,

el idioma de los cíclopes.

Cada día son más las cosas

que abandono en el otro lado

y pienso en ellas

al escribirlas

bajo la lluvia de cristal.

 

 

La raíz

 

Al recordar, la muerte se detiene

y la mitad de mi familia

vuelve a caminar.

El sueño suprime mi voz

y solo siento el calor de la infancia.

En mi mente recorro

el paraíso desierto de la juventud.

El cielo pende

de la melancolía.

 

 

Después de nacer

 

Las preguntas

son las mismas

desde la antigüedad.

Pero la experiencia inmediata

prevalece por sobre la interrogante

de nuestro origen.

Llevo el peso de la ignorancia

como la mordedura de una cobra.

Las palabras son mi laberinto.

 


Ahora

 

Las bocas

no deben prometer

en este mundo

donde la locura

da placer

como el amor.

Hay un trazo de heridas

que crujen

cuando camino.

Las caricias a destiempo

son en vano,

más en estas calles

que sostienen

a sabios e idiotas

por igual,

la palabra tristeza

la sé decir

en varios idiomas.

Encima me despierta la noticia

que los pájaros

quemaron la ciudad

y se llevaron el canto.

 

 

 

Subversivo

 

Para mí el cielo

no tiene ángeles

y el para el cielo

yo no soy más

que un insecto.

Probé la explotación

y la vagancia,

es falso que haya

que sufrir para saber

el valor de las cosas

y es verdad que leer

es más importante

que trabajar.

Me acuesto tarde,

me levanto tarde

al punto de no distinguir

la realidad del sueño.

Sé que estoy vivo

porque amanezco

con un poema

en la mano.

 

 

 

 

Desde la nada

 

A veces dudo

si estoy hecho de carne

o de ceniza.

Siento consuelo

por los que no saben

de su desaparición.

Por el loco que aplaude

su cumpleaños

detrás de la ventana

y espera a que salga humo

del cigarro de chocolate

mientras escribe

con crayón blanco

una carta.

 

 

Impaciente

 

Muerdo el sándwich

y miro hacia el techo,

parece que la araña

teje un brazo

y no una red,

busca lo que le falta

en la imaginación

ahí están las experiencias,

tal vez por eso

 y sin ser un asesino,

llevo la carga de la muerte,

sin tener una enfermedad

padezco síntomas

y el impulso extraño

de observar la niebla

creyendo que es una puerta

al dios triste que me inventó,

pero ahora mi mente

hace una pausa para darle

el último trozo

de pan al gato.

 

 

 

Preguntas a la arena

 

¿Qué hago con los recuerdos?

Paso por un templo abandonado

 y me ilumino de ellos.

¿Qué hago con la voluntad?

Rezar más de una vez

es peligroso.

¿Qué hago con lo que soy?

Un cactus que bebe

su propia sangre.

 

 

Razonar

 

Lo inolvidable

tiene forma de beso

que abre la conciencia,

de luna que asoma

en la tarde

pero también

de jarra que vuelca café

en una mesa,

de queso de pizza

sobre el plato,

de todo lo que se siente

como familia.

 

 

¿Por qué avanza la tristeza?

 

El viento asoma

una rosa al precipicio

y las sirenas gritan

desde el fondo

que tienen las respuestas

a mis preguntas.

 


Respuesta al deseo interrumpido

 

La espuma

deja una marca en la orilla,

una línea de sal

que los espíritus no cruzan

y el agua se queda

con los difuntos.

El coral crece

sobre el esqueleto

del marinero romántico,

alarga sus brazos

hasta la superficie

para que imploren por un amor,

luminoso y secreto

como una  moneda de oro

en el vientre de un pez.