Mi mano tiene la misma sangre de la primavera.

Edith Södergran

 

 

 

Bestias

 

Las liebres

corren por el valle

pero los carneros galopan

hacia el huracán,

intentan prevalecer

aunque vayan a morir.

La locura los conduce,

no temen y se hunden

en las hermosas tinieblas,

como Hölderlin.

 

 

Porcinos

 

El cerdo de chiquero

se cría en cautiverio,

come excremento y bebe orín,

se aparea con las hermanas

y a veces hasta con la madre.

 

El jabalí vive en el bosque,

se revuelca en el prado de rosas

y se enamora en las primavera,

busca por las noches

nueces  y agua.

 

Cuando el puerco escapa del corral

va hacia el bosque.

 

 

 

Poder

 

Un saltamontes

cayó en mi mano.

Lo encerré.

Su fuerza abrió

uno de mis dedos

y brincó a la espiga

que usó de trampolín

hacia la rosa.

 

 

 

Enseñanza

 

Acaricio al gato

y después pide otra caricia

y otra, como si el cariño

fuese un alimento.

 


Hibernar

 

El oso come para viajar en la cueva,

cuando despierta pesca

roba miel y se arroja

sobre el valle de crisantemos

para impregnarse

la misma fragancia

que olfateó en el sueño.

 

  

El corazón de una rata es valioso

 

No hace nada en todo el día

sin embargo sufre y tiene miedo

porque intuye que le falta la tierra

aunque nunca la conoció.

Pide subir a mis manos

y se curva hasta hacerse un bollo

como si yo fuera

su madriguera.

 

 

El árbol

 

Alimenta las naranjas

con lluvia

y cuando planto

sus semillas crecen alto

queriendo llegar al cielo.

 

 

Movimientos pequeños

 

Como si el hormiguero fuese

el centro de un ritual

las hormigas parten la mazorca,

cargan sus espaldas con maíz

y descienden bajo la tierra

para alimentar las raíces

de las orquídeas.

 

 

Se hunde

 

El topo perfora el ataúd,

cae  sobre un cadáver

y empuja con las patas

su pecho podrido

para alcanzar

la raíz de la vid

porque se olvida que es ciego

al morder el tallo de la uva

así como lo hicieron

mis abuelos

cuando tomaban vino

y se reían de las tragedias.

 

 

Las orejas del conejo son largas

 

Escucha a sus enemigos

aunque se concentre

en morder brotes de hierbas,

no olvida el acecho de la muerte

y regresa rápido  a la madriguera.

Roza con la cabeza

la raíz de los claveles,

da el primer sorbo

al agua de las napas,

almacena víveres

en la guarida oculta.

Con sus patas hizo

un pequeño mundo,

sin sol ni cielo,

y lo tiene todo.

 

 

Cotidiano

 

Cuando abro

las persianas de caoba,

la alondra que vive

en los eucaliptus

mira mis manos,

yo sus alas

y es una amor imposible

el que comienza

cada tarde.

 

  

Mi llanto originario.

Rainer Rilke

 

  

Mirando

 

Sentado en el pasto,

la lluvia cae

en un pozo vacío,

pronto del silencio

nacerán peces.

Los sapos

esperan a las moscas

para vivir otra noche,

aprendí a silbar

como pájaro

y ahora me siguen

aunque no tenga alas.

 

  

Mal sueño

 

No encuentro la salida,

me apoyo contra la pared del laberinto,

una rata sale de mi boca y dice:

Nada puede morir acá

pero tampoco nacer,

te alimentará

una gota de agua.

Un ruido me despierta,

la música del grillo

retumba en la habitación

y empiezo a buscarlo.

Lo encuentro

sobre el escritorio,

sus ojos verdes

mirando los míos,

este insecto trae fortuna

como las vaquitas de San Antonio.

Lo tomo con cuidado

y lo arrojo por el balcón,

abre sus alas y planea

hasta desaparecer.

Nunca más tuve pesadillas.

 

 

Tumba pagana

 

Hace unos años

enterré a una mariposa

en la arena de la playa,

la puse en un pequeño

ataúd de cartón que hice.

Sus alas naranjas

no habían perdido el color

después de morir.

El niño que la encuentre

la pondrá en su palma

y soplará.

 

  

El ente salvaje

 

A nosotros nos queda lo absurdo

y a los animales la razón.

Ellos viven el momento con intensidad,

sin hacer una sola pregunta

hasta sucumbir.

¿Qué clase de enfermedad

hace que persigan

un objetivo a cada instante

mientras las criaturas del bosque

custodian la sabiduría?

Una vez me quedé

mirando a un abejorro

sobrevolar las flores de lavanda,

apoyaba sus patas con cuidado,

leía los pétalos

antes de extraer el polen.

Como un analfabeto

que busca el sentido

al dibujo de una letra,

aprendí a imitar su silencio

desde mi ignorancia.

 


Ella

 

Veo a un conejo en la nieve

que sale con una zanahoria

de la madriguera

y otros lo corren para quitársela.

Te recuerdo sobre la ventana

de la cabaña cuando mencionaste

el parecido entre los horneros

y nosotros: Una casa de barro

lejos de todos sin que nada

pudiera alcanzarnos.

La leña hace que el motor

respire como un árbol

y me perfume de nostalgia.

 


Cerca del sueño

 

Apoyo la cabeza

en la almohada

y aparezco en un jardín.

Puedo escuchar a las tortugas

morder el tallo de las plantas

y a las avispas

que colocan huevos

en el corazón del sauce.

Un caracol sube sobre otro

y se hunden en el barro.

El viento no tiene fuerza

para agitar el estanque

pero los peces

rodean a un sapo

en una hoja,

después de comerse

a los insectos

empieza con las abejas,

un enjambre lo ataca y cae.

Vienen hacía mí,

me envuelven,

quedo inmóvil

y despierto por los golpes

de una paloma

en la ventana.

 


A lo lejos

 

El polen forma una nube amarilla

y los animales enloquecen,

el remolino es un ángel hambriento

rompe el árbol de magnolias,

arrancan todo a su paso

¡y yo no tengo ni raíz!

 

 

Una botella de Jägermeister

 

Las hierbas del bosque

tiñen el trago de negro,

el hígado absorbe la mezcla

y es como si el estragón

floreciera dentro de mí,

mientras, los escarabajos

trepan al cilantro

y la lluvia destruye el polen

de la granja.

Sobre la mesa

rebalso la copa

y me siento igual

a un pájaro que lleva

una rama de eneldo

al cielo.

 

 

Escudo

 

La cola del armadillo

me protege.

Mi amuleto es como

una moneda antigua

que no pierde valor

y lo uso de péndulo

sobre los terrenos

que no dan flores.

Planto

hojas de alcanfor

que resucitan

las semillas

de las rosas.

 

 

Presagio en el valle

 

Arranqué las camelias

de los pies del roble.

Hace tanto que no olía

una flor en los sueños,

su perfume más intenso

que el real,

hipnótico, imborrable

como si la muerte

ocultara la esencia

de lo que toca

en esa región.

 

 

El atardecer reduce las sombras

 

En cualquier cosa

veo un amuleto.

La nieve toca el lago

como un naipe

que tira la fortuna.

Tan cerca está mi cabaña

del susurro de los búhos,

que cuando cesan

escucho las patas

de las ardillas hurgar

en el vientre del avellano

y siento que muerden

mi corazón.

 

  

Hierbamancia

 

El muérdago

termina en espinas

y el paraíso tiene muros.

En el dátil y los cardos

puedo leer

hechizos antiguos,

por eso los lobos

después de cazar

hunden el hocico

en las hiedras

para curar las llagas.

 

 

Consecuencias

 

El alambre de púas

ahuyenta a los zorros,

el armadillo rueda  por el trigo

y en el bosque

un alce deposita una ciruela

en la boca de su amada

y aprenden a besar.

 

  

Sueño tundra

 

La bola de nieve

se derrite en mi mano

y muestra una frambuesa

que apunta hacia el bosque.

Llego a la cabaña de pino

rodeada de pozos,

de ahí salen los hurones

que buscan frutos enterrados

del invierno anterior.

Encuentran una calabaza

y la devoran sin olfatear

porque usan el sentido

de la melancolía.

 

  

Última borrachera

 

Termino el vino de la copa

y me desplomo

sobre una mujer,

me aferro a su cuerpo

como al de una gorriona

de plumas grises

y siento el aleteo de sus alas

que me llevan.

 

 

Es extraño

 

Las cosas cambian de lugar

pero la arena de mis sueños

apenas se mueve, salvo ayer,

que un pájaro entre las uvas

hizo vino con su saliva

y se escondió en el bosque.

Lo seguí a través de los árboles,

en donde los sapos fornican

y croan junto a los lotos.

Llegué a un jardín,

había una copa

sobre la mesa de cemento

y el ave la llenó.

Bebí y desperté

del cuerpo cáscara

que encierra

hechicería.



Mi vida son mantras del bosque

 

Solo voy donde está la pradera

y vuelan las esporas de las plantas.

En el centro de Alto Camet,

el carpincho mira a la mariposa

en su nariz y la pasea por el lago

para que los demás la vean.

 

El ruiseñor necesita

recordar la forma de las hojas

para volver a su casa del árbol.

 

El abejorro negro

arranca el pétalo azul

y lo lleva como capa.

 

 

 

Alucinación de verano

 

Arrojo

una bomba de humo

en el bosque

y atrapo a un zorro,

pongo mi mano en su cabeza

y leo su mente,

piensa en la zorra

que vive debajo del cedro,

quiere llevarle

un mechón de su cola

y ramos de bayas

como sorpresa.

Todo ser es mago,

un truco de magia

pliega lo real

a lo fantástico,

cuando se adivina el número

en la carta del otro,

se atraviesan agujas

en la piel sin que duela

y se saca del bolsillo

un pañuelo infinito,

el sueño toca la tierra.

  

 

 

 Con todos los pensamientos me fui

fuera del mundo.

 

Paul Celan

  

 

En el valle

 

La oveja mira al cielo

cuando la esquilan,

sin su manto

queda desnuda.

El peón la lleva al corral,

sus compañeras

se acercan y la cubren

con ramas y hojas

como si la dignidad

pudiera restaurarse.

 

  

II

 

El lago está calmo.

Los pinos esconden águilas.

Un bote vacío atado al poste

se descascara.

El nivel del agua es bajo,

me animo a caminar,

hay rocas en el fondo

y algo se aferra a mi pierna,

meto las manos y saco

a un bagre bigotón de rio.

Boquea, quiere hablar,

lo pongo frente a mi rostro:

¿Dónde se esconde El dorado,

ese pez que siguen como a una estrella?

Dejó de mover la boca y escapó.

 

III

 

Los gusanos

se retuercen

bajo las hojas,

es una música

que escuchan

los pájaros y yo.

 


IV

 

Sigo a un sapo hasta su escondite.

Mira esperando que me vaya.

No lo culpo, siento lo mismo,

desde que entré a la sierra

un gato montés vigila lo que hago

porque invadí su territorio.

Me alejo y otros animales aparecen

en una celebración silenciosa.

 

  

En el campo

 

Un tornado negro

avanza con lentitud,

sostengo la taza de café

y miro desde la ventana

a los animales que escapan.

Todos tienen rabos,

de diferente forma y extensión,

con la cola expresan lo que sienten

como si a cada instante

escribieran un poema.

Un tordo aterriza

en la maceta de alcauciles,

tiene una hoja de pino en la boca.

Me voy a escapar a su bosque.

 

 

I

 

Sigo al tordo

entre otras aves.

Lo distingo

por su mancha azul en el lomo

que lleva como mapa del cielo.

   

 

La vida sobre el techo de mi casa

  

Un benteveo

de pecho amarillo

tomó el scone que arrojé

y lo golpeó contra la teja,

como no pudo partirlo

llamó a otro

y elevaron el bocado

en cuatro alas

para comerlo

en el aire.

 

I

 

Los gorriones

esperan que arroje migas

sobre las chapas

y luego lanzan un canto breve

en agradecimiento,

como una religión de pájaros

que cree en mí.

 

 

II

 

Los caranchos pardos

brincan entre los remaches,

cada uno se lleva un bizcocho

pero exigen más

y picotean la ventana

cual mafia de ángeles.

 

 

III

 

Saqué al escarabajo

de la cortina

y lo puse en el techo,

abrió su espalda

y antes de emprender vuelo

se limpió el polvo

de las patas

para borrar

su estadía en la tierra.

 

 

IV

 

Las margaritas

nacen en conjunto

y mueren unidas.

Son la nieve

del calor.