Rasante (2022)
Mi
mano tiene la misma sangre de la primavera.
Edith
Södergran
Bestias
Las liebres
corren por el valle
pero los carneros
galopan
hacia el huracán,
intentan prevalecer
aunque vayan a morir.
La locura los conduce,
no temen y se hunden
en las hermosas
tinieblas,
como Hölderlin.
Porcinos
El cerdo de chiquero
se cría en cautiverio,
come excremento y bebe
orín,
se aparea con las
hermanas
y a veces hasta con la
madre.
El jabalí vive en el
bosque,
se revuelca en el prado
de rosas
y se enamora en las
primavera,
busca por las noches
nueces y agua.
Cuando el puerco escapa
del corral
va hacia el bosque.
Poder
Un saltamontes
cayó en mi mano.
Lo encerré.
Su fuerza abrió
uno de mis dedos
y brincó a la espiga
que usó de trampolín
hacia la rosa.
Enseñanza
Acaricio al gato
y después pide otra
caricia
y otra, como si el
cariño
fuese un alimento.
Hibernar
El oso come para viajar
en la cueva,
cuando despierta pesca
roba miel y se arroja
sobre el valle de
crisantemos
para impregnarse
la misma fragancia
que olfateó en el
sueño.
El
corazón de una rata es valioso
No hace nada en todo el
día
sin embargo sufre y tiene
miedo
porque intuye que le
falta la tierra
aunque nunca la
conoció.
Pide subir a mis manos
y se curva hasta
hacerse un bollo
como si yo fuera
su madriguera.
El árbol
Alimenta las naranjas
con lluvia
y cuando planto
sus semillas crecen
alto
queriendo llegar al
cielo.
Movimientos
pequeños
Como si el hormiguero
fuese
el centro de un ritual
las hormigas parten la
mazorca,
cargan sus espaldas con
maíz
y descienden bajo la
tierra
para alimentar las
raíces
de las orquídeas.
Se hunde
El topo perfora el
ataúd,
cae sobre un cadáver
y empuja con las patas
su pecho podrido
para alcanzar
la raíz de la vid
porque se olvida que es
ciego
al morder el tallo de
la uva
así como lo hicieron
mis abuelos
cuando tomaban vino
y se reían de las
tragedias.
Las orejas del conejo son largas
Escucha a sus enemigos
aunque se concentre
en morder brotes de
hierbas,
no olvida el acecho de
la muerte
y regresa rápido a la madriguera.
Roza con la cabeza
la raíz de los claveles,
da el primer sorbo
al agua de las napas,
almacena víveres
en la guarida oculta.
Con sus patas hizo
un pequeño mundo,
sin sol ni cielo,
y lo tiene todo.
Cotidiano
Cuando abro
las persianas de caoba,
la alondra que vive
en los eucaliptus
mira mis manos,
yo sus alas
y es una amor imposible
el que comienza
cada tarde.
Mi
llanto originario.
Rainer
Rilke
Mirando
Sentado en el pasto,
la lluvia cae
en un pozo vacío,
pronto del silencio
nacerán peces.
Los sapos
esperan a las moscas
para vivir otra noche,
aprendí a silbar
como pájaro
y ahora me siguen
aunque no tenga alas.
Mal sueño
No encuentro la salida,
me apoyo contra la
pared del laberinto,
una rata sale de mi
boca y dice:
Nada puede morir acá
pero tampoco nacer,
te alimentará
una gota de agua.
Un ruido me despierta,
la música del grillo
retumba en la
habitación
y empiezo a buscarlo.
Lo encuentro
sobre el escritorio,
sus ojos verdes
mirando los míos,
este insecto trae
fortuna
como las vaquitas de San
Antonio.
Lo tomo con cuidado
y lo arrojo por el
balcón,
abre sus alas y planea
hasta desaparecer.
Nunca más tuve
pesadillas.
Tumba pagana
Hace unos años
enterré a una mariposa
en la arena de la
playa,
la puse en un pequeño
ataúd de cartón que
hice.
Sus alas naranjas
no habían perdido el
color
después de morir.
El niño que la
encuentre
la pondrá en su palma
y soplará.
El
ente salvaje
A nosotros nos queda lo
absurdo
y a los animales la
razón.
Ellos viven el momento
con intensidad,
sin hacer una sola
pregunta
hasta sucumbir.
¿Qué clase de
enfermedad
hace que persigan
un objetivo a cada
instante
mientras las criaturas
del bosque
custodian la sabiduría?
Una vez me quedé
mirando a un abejorro
sobrevolar las flores
de lavanda,
apoyaba sus patas con
cuidado,
leía los pétalos
antes de extraer el
polen.
Como un analfabeto
que busca el sentido
al dibujo de una letra,
aprendí a imitar su
silencio
desde mi ignorancia.
Ella
Veo a un conejo en la
nieve
que sale con una
zanahoria
de la madriguera
y otros lo corren para
quitársela.
Te recuerdo sobre la
ventana
de la cabaña cuando
mencionaste
el parecido entre los
horneros
y nosotros: Una casa de
barro
lejos de todos sin que
nada
pudiera alcanzarnos.
La leña hace que el
motor
respire como un árbol
y me perfume de
nostalgia.
Cerca del sueño
Apoyo la cabeza
en la almohada
y aparezco en un
jardín.
Puedo escuchar a las
tortugas
morder el tallo de las
plantas
y a las avispas
que colocan huevos
en el corazón del
sauce.
Un caracol sube sobre
otro
y se hunden en el
barro.
El viento no tiene
fuerza
para agitar el estanque
pero los peces
rodean a un sapo
en una hoja,
después de comerse
a los insectos
empieza con las abejas,
un enjambre lo ataca y
cae.
Vienen hacía mí,
me envuelven,
quedo inmóvil
y despierto por los
golpes
de una paloma
en la ventana.
A lo lejos
El polen forma una nube
amarilla
y los animales
enloquecen,
el remolino es un ángel
hambriento
rompe el árbol de
magnolias,
arrancan todo a su paso
¡y yo no tengo ni raíz!
Una botella de Jägermeister
Las hierbas del bosque
tiñen el trago de
negro,
el hígado absorbe la
mezcla
y es como si el
estragón
floreciera dentro de
mí,
mientras, los
escarabajos
trepan al cilantro
y la lluvia destruye el
polen
de la granja.
Sobre la mesa
rebalso la copa
y me siento igual
a un pájaro que lleva
una rama de eneldo
al cielo.
Escudo
La cola del armadillo
me protege.
Mi amuleto es como
una moneda antigua
que no pierde valor
y lo uso de péndulo
sobre los terrenos
que no dan flores.
Planto
hojas de alcanfor
que resucitan
las semillas
de las rosas.
Presagio
en el valle
Arranqué las camelias
de los pies del roble.
Hace tanto que no olía
una flor en los sueños,
su perfume más intenso
que el real,
hipnótico, imborrable
como si la muerte
ocultara la esencia
de lo que toca
en esa región.
El
atardecer reduce las sombras
En cualquier cosa
veo un amuleto.
La nieve toca el lago
como un naipe
que tira la fortuna.
Tan cerca está mi
cabaña
del susurro de los
búhos,
que cuando cesan
escucho las patas
de las ardillas hurgar
en el vientre del
avellano
y siento que muerden
mi corazón.
Hierbamancia
El muérdago
termina en espinas
y el paraíso tiene
muros.
En el dátil y los
cardos
puedo leer
hechizos antiguos,
por eso los lobos
después de cazar
hunden el hocico
en las hiedras
para curar las llagas.
Consecuencias
El alambre de púas
ahuyenta a los zorros,
el armadillo rueda por el trigo
y en el bosque
un alce deposita una
ciruela
en la boca de su amada
y aprenden a besar.
Sueño
tundra
La bola de nieve
se derrite en mi mano
y muestra una frambuesa
que apunta hacia el
bosque.
Llego a la cabaña de
pino
rodeada de pozos,
de ahí salen los
hurones
que buscan frutos
enterrados
del invierno anterior.
Encuentran una calabaza
y la devoran sin
olfatear
porque usan el sentido
de la melancolía.
Última
borrachera
Termino el vino de la
copa
y me desplomo
sobre una mujer,
me aferro a su cuerpo
como al de una gorriona
de plumas grises
y siento el aleteo de
sus alas
que me llevan.
Es
extraño
Las cosas cambian de
lugar
pero la arena de mis
sueños
apenas se mueve, salvo
ayer,
que un pájaro entre las
uvas
hizo vino con su saliva
y se escondió en el
bosque.
Lo seguí a través de
los árboles,
en donde los sapos
fornican
y croan junto a los
lotos.
Llegué a un jardín,
había una copa
sobre la mesa de
cemento
y el ave la llenó.
Bebí y desperté
del cuerpo cáscara
que encierra
hechicería.
Mi
vida son mantras del bosque
Solo voy donde está la
pradera
y vuelan las esporas de
las plantas.
En el centro de Alto
Camet,
el carpincho mira a la
mariposa
en su nariz y la pasea
por el lago
para que los demás la
vean.
El ruiseñor necesita
recordar la forma de
las hojas
para volver a su casa
del árbol.
El abejorro negro
arranca el pétalo azul
y lo lleva como capa.
Alucinación
de verano
Arrojo
una bomba de humo
en el bosque
y atrapo a un zorro,
pongo mi mano en su
cabeza
y leo su mente,
piensa en la zorra
que vive debajo del
cedro,
quiere llevarle
un mechón de su cola
y ramos de bayas
como sorpresa.
Todo ser es mago,
un truco de magia
pliega lo real
a lo fantástico,
cuando se adivina el
número
en la carta del otro,
se atraviesan agujas
en la piel sin que
duela
y se saca del bolsillo
un pañuelo infinito,
el sueño toca la
tierra.
Con todos los pensamientos me fui
fuera
del mundo.
Paul
Celan
En
el valle
La oveja mira al cielo
cuando la esquilan,
sin su manto
queda desnuda.
El peón la lleva al
corral,
sus compañeras
se acercan y la cubren
con ramas y hojas
como si la dignidad
pudiera restaurarse.
II
El lago está calmo.
Los pinos esconden
águilas.
Un bote vacío atado al
poste
se descascara.
El nivel del agua es
bajo,
me animo a caminar,
hay rocas en el fondo
y algo se aferra a mi
pierna,
meto las manos y saco
a un bagre bigotón de
rio.
Boquea, quiere hablar,
lo pongo frente a mi
rostro:
¿Dónde se esconde El
dorado,
ese pez que siguen como
a una estrella?
Dejó de mover la boca y
escapó.
III
Los gusanos
se retuercen
bajo las hojas,
es una música
que escuchan
los pájaros y yo.
IV
Sigo a un sapo hasta su
escondite.
Mira esperando que me
vaya.
No lo culpo, siento lo
mismo,
desde que entré a la
sierra
un gato montés vigila
lo que hago
porque invadí su
territorio.
Me alejo y otros
animales aparecen
en una celebración
silenciosa.
En
el campo
Un tornado negro
avanza con lentitud,
sostengo la taza de
café
y miro desde la ventana
a los animales que
escapan.
Todos tienen rabos,
de diferente forma y
extensión,
con la cola expresan lo
que sienten
como si a cada instante
escribieran un poema.
Un tordo aterriza
en la maceta de
alcauciles,
tiene una hoja de pino en
la boca.
Me voy a escapar a su
bosque.
I
Sigo al tordo
entre otras aves.
Lo distingo
por su mancha azul en
el lomo
que lleva como mapa del
cielo.
La
vida sobre el techo de mi casa
Un benteveo
de pecho amarillo
tomó el scone que
arrojé
y lo golpeó contra la
teja,
como no pudo partirlo
llamó a otro
y elevaron el bocado
en cuatro alas
para comerlo
en el aire.
I
Los gorriones
esperan que arroje
migas
sobre las chapas
y luego lanzan un canto
breve
en agradecimiento,
como una religión de
pájaros
que cree en mí.
II
Los caranchos pardos
brincan entre los
remaches,
cada uno se lleva un
bizcocho
pero exigen más
y picotean la ventana
cual mafia de ángeles.
III
Saqué al escarabajo
de la cortina
y lo puse en el techo,
abrió su espalda
y antes de emprender
vuelo
se limpió el polvo
de las patas
para borrar
su estadía en la
tierra.
IV
Las margaritas
nacen en conjunto
y mueren unidas.
Son la nieve
del calor.
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1 Comentarios
Gracias por compartir. Son hermosos.
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