La poesía se parece al Chi Kung

 

Concentro

la energía

en la mano,

traslado su fuerza

a las palabras,

el movimiento

de las lombrices

debajo de la rosa

a las palabras,

siento que puedo

atravesar el huracán

sin que me arranque del suelo

en las palabras

y en efecto

la electricidad de las neuronas

se asemeja a los relámpagos,

cada cosa se conecta a otra,

por las palabras.

  

  

Los huesos pueden hacerse perlas

 

Después del terremoto

las flores se asoman

por la abertura del abismo

hasta cubrirlo por completo

y se parece al movimiento

de la piel cuando tapa

la herida con una cáscara.

 

Un puente de geranios.

La costura melancólica en la carne.

Son lo mismo.

 

 

Cerca del Jacarandá

 

En el árbol del atardecer continuo

siento la presencia de un lenguaje

en constante transmisión.

Un manto de pétalos sobre el pasto

perfuma las calles sucias

y el barrio se detiene

como si su paisaje

fuese una pintura que se descascara

y arroja sus hojas violetas

en mis sueños.

Quizá a otros les pasa lo mismo

y estamos comunicados,

tejidos por la inmanencia

en un supramensaje sin saberlo,

a partir de un jacarandá,

el árbol del atardecer continuo.

 

 

El tiempo parte la fuerza

 

El columpio

se mueve en la noche,

los sueños

toman el control

y habito en un bosque,

hablo entre el canto

de los animales

y estudio la mano del viento

que une las plumas y las hojas.

 

***

 

La oruga

muerde

su camino

y se pierde.

A veces la vida

es un pájaro ciego.

 

  

El cuerpo

 

En contacto con el otoño

se transforma en árbol,

la savia forma lágrimas,

el viento tira semillas,

la lluvia hidrata hojas

y las hace negras.

Del humo de su leña

nacen mis recuerdos.

 

  

Una margarita entre la granza de piedras

 

Para que empiece el sueño

se necesita la noche.

Para que el cadáver descanse

la muerte quiere oscuridad.

Quizá haya un espejo silvestre

que se atraviesa

al final del camino,         

en donde los horneros

cubren sus casas

con cáscaras de nueces

y un brazo tallado

en la entrada del bosque

hace de guía

hacia la raíz del amor.

 

 

Soy parte de la lluvia

 

El invierno

me hace cubrir el cuerpo

y mi corazón

florece en silencio.

 

  

Testamento

 

Cuando nadie me ve

hundo el rostro

entre las flores

para perfumar mi amargura,

voy a dejar de herencia

lo que el mar

traiga de su corazón

y arroje sobre la arena.

 

 

*


Divinidad y mortalidad

 

Afrodita hizo la primer magnolia

con un pedazo de su piel,

yo apenas orino como un zorro

y quemo la tierra,

pero si tuviera algún hechizo

me convertiría en tu recuerdo.

 

 

Bolsa de oro en un árbol

 

La abeja necesita 15 plantas

para fundar una colmena,

sus patas negras

liberan perfume

cuando escarba polen

entre los pétalos.

Es como sacar tierra

de diferentes sueños

y hacer una escultura.

 

 

Amorfo 

 

Quizá el instinto

que le hace crecer

los colmillos al vampiro

sea la poesía,

ahora también anhelo

el refugio en otros seres.

Ya no me basta

mi propio cuerpo,

necesito el de los animales,

moverme como lobo

o con las patas de un águila

y depredarme la tristeza.

Guardo una hoja del otoño

como nueva piel.

 

  

Desde mi sofá 

 

La nieve deja

un pequeño espacio en la ventana

y veo a unas golondrinas

que se acurrucan en el pino.

No le temen al letargo del invierno,

crearon un fuego protector que las une

y que los filósofos anhelan en vano,

porque el olfateo de un animal

es más sincero

que las palabras de los hombres.

 

  

Deslumbramiento

 

Me quedo en silencio sin moverme,

mi cabeza de ostra se abre

y aparece el poema perla:

Las flores, mendigas de la lluvia,

adoran a las nubes

para volver a nacer.