Aletheia

 

Una bandada de patos

vuela en el cielo

en forma de triángulo.

El que está en la vanguardia

tiene la cabeza verde

con una espiga de trigo en la boca,

solo él sabe a dónde va

y los demás deben creerle,

como el topo

de a pequeños respiros

avanza según

lo que imagina.

Aprendo

del pájaro con memoria

el lenguaje del instinto.

 

 

La tormenta parte las mazorcas

 

El golpe del rayo

destapa las madrigueras,

una nube negra

llega al lago por la tarde,

la conquista de uno mismo es lenta.

Que hablen los muertos en la mente,

los restos de sus voces

que me hacen sentir

un dios mudo.

 

 

Susurro en el atardecer 

 

A penas me duermo,

despego de la cama

y vuelo hacia los búhos

en el bosque.

Soy uno de ellos,

me siento en la rama

de un eucaliptus.

 

Los aromas de la tierra

se mezclan y cada ruido

es el movimiento

de un animal.

 

Los sapos esperan

a las moscas

cerca de los frutos,

el ojo invertido

de la cabra brilla

como si el paraíso

fuese una planicie.

 

El cedro crece

en la cabeza del alce

porque mastica

hojas en su boca,

las anguilas del rio

electrocutan

un capullo de magnolia.

 

La corriente

hierve el agua

y el perfume

llega a mis alas.

 

 

 

Hablo el idioma del bosque

 

En contacto con lo silvestre

me siento licántropo sin ser lobo

y adivino a donde cae la fruta

antes de que nazca.

El poema es un pelaje

que cubre mi rostro,

estoy en lengua animal.

 

 

El camino se embellece

 

El árbol esparce las flores

y el perfume llega al suelo,

un charco con pétalos

reúne a los escarabajos.

 

Camino con ellos

hacia mi acrópolis de recuerdos

de caramelos super ácidos,

petardos en las botellas,

anillos que arrojan agua.

El guardapolvos que perdí.

La tristeza que no existía.

 

  

Pastura y espigas

 

En el campo busco hojas de menta

porque anulan la amargura

y las guardo en un tarro.

En el paisaje de la hierba y el viento

las abejas duermen sobre la miel,

en la noche una lámpara de luciérnagas

se enciende y aparece la voz del grillo,

la música de mis sentimientos.

 


Similitud

 

Las ramas del arce

crecen como si conocieran

el camino invisible del benteveo

y en señal de rebeldía

rompe con su raíz la baldosa

y muestra una flor amaranto.

Vivo de la misma manera,

entre la ilusión de ser pájaro

y la escritura de hechizos.

 

  

*

 

 

Pelajes

 

A los cobayos

le crecen los dientes

de manera continua,

tienen que rasparlos

contra algo

para alimentarse.

Mi cuerpo

se gasta en la tierra

y crece en el sueño.

 

 

Robo en el bosque

 

El sapo croa

sentimientos,

la ardilla rescata

una nuez del charco

y me llevo las moras

que son el dulce

de la lluvia.

 

  

La luna es un ojo ciego

 

En el cerro magnético

se detiene el tiempo,

una noche púrpura

que no logra la oscuridad.

Antes de que caiga

la primer lluvia

los conejos corren

hasta una cueva y miran

como sus madrigueras se inundan

y después vuelven a escarbar,

a escribir la tierra,

para encontrar las ruinas

de sus recuerdos.

 

 

Idioma silvestre

 

En el bosque

no existe

el silencio,

cada fruto

es un dialecto

y el limonero

reproduce al sol

en su ramas.

Una hormiga

sube por la corteza

con una hormiga muerta

y convierte su copa

en templo.

 

 

*

 

Endogénesis

 

Los dragones de komodo

son los únicos dinosaurios

que sobrevivieron a la extinción.

Las hembras

se fecundaron a sí mismas

cuando los machos perecieron

como si el amor

venciera a la muerte.

  

 

Dinosaurio de bosque

 

El Prenocephale

rompía todo con la frente,

tenía la cabeza

como un casco.

Iba hacia las cosas

con el lenguaje de las garras

que abren árboles

y cicatrices

que nunca se cierran.

Su cuerpo

creó la anarquía.